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Lucy, un amparo para los animales

Lucy, un amparo para los animales

La oportunidad para 45 perros de las calles de Medellín de tener una mejor vida se las brinda una secretaria jubilada que dedica parte de su tiempo a un refugio que creó para ellos.



Por María Paulina Aristizábal Hoyos
marist13@eafit.edu.co


Fotos Lucy Cifuentes



Desde las 12 del medio día, Lucy Cifuentes sale de su casa hacia el refugio que creó en compañía de su familia. Los perros reciben cuidados básicos, alimento y lo más importante: amor.



Ella dedica toda la tarde a atenderlos, pero su rutina termina a las 9 de la noche, cuando sale con la preocupación de que quedarán solos hasta el siguiente día que regrese.



El desespero al ver a los animales desamparados en la calle la llevó a fundar su propio albergue, Fundación Amparo de Animales (Fadas), hace unos 20 años.

Pagó el sostenimiento del refugio con su propio sueldo y ahora que está pensionada todo lo que recibe es para ellos: “No me gasto un solo peso en mí, ni siquiera para un tinto. Me dedico a mis animales más que a mí, por el amor que les tengo”.

Ese cariño viene de familia: desde pequeña sus padres le enseñaron respeto y amor por ellos: “Adoro a los animales, es lo principal en la vida, me siento satisfecha trabajando para ellos y poderles mitigar el dolor es el motivo por el que hago esto”.
 

En una casa


El refugio se encuentra en el barrio Miranda, cerca del Jardín Botánico de Medellín, una casa que tiene arrendada al dueño de una empresa de arepas. El señor le colabora con las arepas quebradas y viejas que no sirven para alimentarlos, pues la ayuda que alguna vez recibió ella de una empresa de cuido para animales que la abastecía, ya no existe.

 

Hoy solo cuenta con el apoyo de su familia y amigos de los cuales recibe donaciones para alimento, medicina y dotación en general.


Se define como “casi veterinaria” pues aplica las vacunas, hace el diagnóstico de enfermedades y los baña cada 20 días. Para Lucy Cifuentes tener registro de los animales es importante para el orden del refugio.

 

Un mal rato


Hace 11 años fue contratada por la Alcaldía de Medellín para cuidar un albergue en el municipio de La Estrella. Lucy Cifuentes cuenta este capítulo como una mala experiencia: “Todo fue mentira, me contrataron para cuidar animales pero finalmente lo que querían hacer con ellos era matarlos, pues no querían más perros callejeros”. Se fue de allí con sus animales para hacer un refugio independiente.


“Las historias de los perros que recojo son muchas. Una vez conduciendo por la carretera me encontré con una perrita blanca, coja, y con la carita triste. Me la llevé y ahora está gordita, se ve feliz con los demás perros y muy sociable”, cuenta ella.
Quienes no pueden tener más a sus animales se los llevan y ella siente la necesidad de cuidarlos: “Un mecánico cercano al refugio me llevó a su perro, pues el taller lo iba a trasladar y no podía sostenerlo más. Le dije que se llevara a Enrredos, el perro, pero no podía. Yo lo acogí, al principio se veía triste pero después de 15 días se acostumbro a mí y a los demás”.

 

Primero, la felicidad del animal


Lucy Cifuentes no cree en la adopción, pues asegura que “en algunos hogares son bienvenidos y los cuidan bien, pero no en todos los casos es igual: he tenido que pedirlos de regreso porque cuando hago seguimiento y no los encuentro en buenas condiciones, sé que no son felices”.


Ella no pide nada para recibir o para dar un animal en adopción, solo buenos cuidados y amor.
El espacio es reducido en la casa donde están actualmente, por eso Lucy se encuentra buscando una finca cercana a la ciudad para que los perros tengan un lugar donde salir a correr y tener espacio suficiente de recreo.


“A Pelusa, la perrita que tenemos como mascota en la casa, me la dejaron en la entrada del refugio. Según los vecinos, la había atropellado un carro y por eso andaba coja. Estaba flaca, triste y tenía muchas heridas en el cuerpo”, cuenta sobre su mascota, con la que su madre Lucila se ha encariñado.


Con cuidados médicos y cariño que le brinda esta familia, Pelusa se encuentra aliviada y es una perrita feliz.

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